En el siglo I después de Cristo el imperio romano fija sus fronteras (limes) en los ríos Rhin y Danubio, construyéndose a lo largo de ellos una densa red de fortificaciones que garantizaban la seguridad del imperio. En torno a los limes se desarrolló un floreciente comercio: pieles y miel eran intercambiados por grano, tejidos y objetos domésticos.
Egipto, anexionado al imperio en el año 33 antes de Cristo, se convirtió en el granero que mantuvo al poderoso ejército romano, formado por un gran número de mercenarios que no sólo recibían una buena paga si no también la ansiada ciudadanía romana.
Canal de Historia
(Fragmento del documental: "La caída del imperio romano")
LOS LIMES DE ROMA (6')
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